Si buscas ser una persona de oración y anhelas desarrollar una vida de oración más intensa, es porque sabes que la oración tiene el poder para cambiar vidas.
No obstante, mucha gente pierde la concentración rápidamente. ¿Después de unos minutos, la mente empieza a divagar o, incluso, te invade un profundo sueño?
Esto no significa ni mucho menos que seas una persona débil. Tan solo necesitas revisar estas palabras de las Sagradas Escrituras para entender cómo tú también tienes una invitación pendiente del Dios del Universo:
“Llámame y te responderé” (Jeremías 33:3a).
La promesa de que él nos oye permanece ahí:
“Me llamaras y vendré, ora y te escucharé” (Jeremías 29:12)
A lo largo y ancho de las páginas de la Biblia puedes encontrar ejemplos de hombres que oraron: Jesús, el Hijo De Dios, oro.
Tú también puedes hacerlo sin que ello signifique un desafío.
¿Por qué tengo tantas dificultades para orar?
Cuando alguien es demasiado exigente, piensa que tiene que orar durante largas horas y de manera elocuente para que realmente funcione.
Si te comparas con grandes gigantes espirituales, como la Madre Teresa, es normal que sientas que tus oraciones son de baja calidad o incluso indignas. Esto se debe a que mucha gente separa sus oraciones del resto de su vida, como si se tratase de algo exclusivo para hacer en momentos de oración o en tiempo de silencio.
Solamente necesitas repasar las palabras de Pablo en Colosenses 4:2:
“Dedíquense a la oración, estén atentos y agradecidos”
Pero, ¿cómo puedes dedicarte a la oración con una vida tan ocupada y llena de convencionalismos?
La cuestión es que Pablo se refería a una actitud del corazón, no a una sesión interminablemente larga de oración devocional.
La oración es una tendencia del corazón de traer a Dios a cada paso que das en tu vida.
Tanto si quieres orar a San Judas Tadeo como si quieres pronunciar esta oración a San Expedito, hoy podrás descubrir consejos rápidos sobre cómo orar:
Mantén simple tu oración
Es lógico pensar que para orar necesitas utilizar palabras apasionadas y persuasivas para que Dios te escuche, pero realmente Dios escucha incluso tus oraciones más cortas.
De hecho, cuantas menos palabras utilices en tus oraciones, mejor. Puedes hablar con Dios como lo harías con un amigo de toda la vida. No se trata de rezar mucho, ya que Dios se deleita con una simple palabra de alabanza:
“Señor, te amo”
Lee su Palabra
Seguramente alguna vez hayas tenido una conversación unilateral con alguien que hablaba continuamente sin escucharte. La conversación seguramente que no llegó a ninguna parte.
Algo parecido ocurre cuando oras sin leer la Biblia. La Biblia es su carta de amor y sabiduría para cada ser humano en la Tierra. Leyendo las Sagradas Escrituras te ayuda a comprender mejor a Dios.
Para tener conversaciones más efectivas con Dios, tan solo lee las escrituras. Deja que las palabras de David en los Salmos amenicen tus oraciones. Repasa los evangelios para orar por un versículo adecuado. Así Dios pondrá la verdad en tu corazón.
Haz oración activa y multisensorial
Si conviertes la oración en un ejercicio puramente mental posiblemente la oración se acabe volviendo aburrida.
Dios nos hizo seres creativos, por lo que es evidente que también necesitamos traer creatividad a nuestras oraciones con el.
Enciende una vela aromática y deja que fluya el sentido sagrado de asombro a unos pocos minutos de oración.
La música también ayuda a concentrarnos en Dios. Mientras que otras personas conectan mejor cuando garabatean, dibujan o pintan mientras rezan.
Recuerda que no tienes que estar en absoluto silencio para orar. Puedes hacerlo paseando, orando en voz alta o en casa.
Integra la oración en tu vida diaria
“Regocíjate siempre, ora sin cesar, da gracias en todas las circunstancias” (1 Tesalonicenses 5.16-17)
Prueba lo siguiente: empieza y acaba cada día con una oración.
Dedica oraciones cortas a Dios tan a menudo como puedas durante tu día a día. Pídele a Dios que te ayude con tus tareas pendientes. Ora siempre que puedas y busca momentos del oración que trabajen para tu vida.
Ora con expectativas
La oración es parte de tu vida cuando no buscas respuestas.
Jesus nos invita a esperar que Dios trabaje:
“Pide, y te será dado; Busca y encontrarás; llama, y se te abrirá” (Mateo 7:7)
Cuanto mas emocionante sea tu oración, tus ojos se abren a las respuestas de Dios.
Obtén todas las respuestas esperando siempre que Dios te responda.
¿Qué ta loi empiezas hoy mismo? No te preocupes si te distraes rápidamente. Solamente vuelve a intentarlo. Ora y observa las respuestas de Dios. Él podría responder de manera diferente a la que esperas, pero su respuesta siempre será mejor de lo que esperabas.
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